El pasado 18 de diciembre, un avión privado se despistó cuando intentaba aterrizar en el Aeropuerto de San Fernando y se prendió fuego luego de impactar en una zona de viviendas. Como consecuencia del siniestro murieron el piloto -Martín Fernández Loza- y el copiloto -Agustín Orforte-, únicos tripulantes del Bombardier Challenger 300. Esta nota presenta algunos detalles que han trascendido de la investigación aún en curso, y que comprende pericias a la caja negra de la aeronave, entre otras.
Escribe Dra. Gabriela Álvarez
Siniestro
El miércoles 18 de Diciembre de 2024 parecía ser un día habitual en el Aeropuerto de San Fernando, en el que -como todos los días- las aeronaves despegaban y aterrizaban con total normalidad.
Alrededor de las 11.12 horas, un jet privado fabricado por la empresa Bombardier modelo Challenger 300, a cargo del piloto Martín Fernández Loza, de 44 años, y del copiloto Agustín Orforte, de 35 años, sin más ocupantes, partió del aeropuerto de San Fernando con destino a la ciudad de Punta del Este, aterrizando en la misma alrededor de las 11.44 horas. Aproximadamente una hora después, partió del país vecino con destino al aeropuerto de San Fernando, donde tocó tierra a las 13.18 horas.
Pero en ese aterrizaje algo salió mal. El avión Challenger 300 se despistó cuando intentaba aterrizar, cayendo en la intersección de José Terry y Charlín, una calle lindera al aeropuerto de San Fernando. Tras el despiste, el avión cruzó el alambrado perimetral del aeropuerto e impactó contra las viviendas ubicadas en los alrededores. Luego, el avión se prendió fuego.
Como consecuencia de ello, resultaron fallecidos los dos ocupantes del avión y con severos daños materiales algunas de las casas contra las cuales llegó a impactar, dado que el lugar del accidente está poblado de casas bajas y vecinos que circulan por ese espacio, aunque afortunadamente no hubo que lamentar más víctimas del hecho.
Los primeros en arribar al lugar del accidente fueron efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, junto a Bomberos e integrantes de la Policía Federal con asiento en la terminal de San Fernando.
Antecedentes de los Pilotos
Como consecuencia del accidente, resultaron fallecidos los dos únicos ocupantes del avión, quienes fueron su piloto Martín Fernández Loza, y el copiloto Agustín Orforte, según confirmó la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).
Ambos tripulantes contaban con una vasta experiencia en vuelos privados. La Administración Nacional de Aviación Civil informó que la aeronave accidentada contaba con matrícula LV-GOK de la operadora New Lines S.A.
Fernández Loza, piloto del jet privado, contaba con una larga trayectoria como piloto. Era empleado de la empresa aérea New Lines SA, pero también había trabajado para Austral Líneas Aéreas (que hoy forma parte de Aerolíneas Argentinas), Top Air SA, Servicios y Emprendimientos Aeronáuticos SA, Aviaser SA, Jet Clipper SA, entre otras. En 1998, a sus 20 años, había estado en coma luego de que lo tiraran del tren durante un intento de robo a bordo del Belgrano Norte mientras iba a una clase de la Escuela de Aviación en Don Torcuato.
Por su parte, el copiloto Orforte, también era empleado de New Lines SA. Era piloto privado de avión de la Fuerza Aérea Argentina y de vuelos comerciales, que contaba con habilitación tipo Challenger 300, modelo del avión que se estrelló. A su vez, desde enero 2024 trabajaba para el Banco Macro.
Características de la Aeronave
La aeronave involucrada en el accidente de fecha 18/12/2024, es un Challenger 300, matrícula LV-GOK, perteneciente a la familia de Jorge Brito, dueño del Banco Macro y presidente de River.
El Bombardier Challenger 300 es un avión de negocios de tamaño super mediano, diseñado por la firma Bombardier Aerospace, que cuenta con las siguientes características:
• Velocidad: Puede alcanzar una velocidad de 870 km/h y una velocidad de crucero máxima de 470 nudos.
• Alcance: Tiene una capacidad de largo alcance de hasta 3200 millas náuticas (5963,44 km).
• Cabina: La cabina tiene una altura de 1,85 m, un ancho de 2,18 m y una longitud de aproximadamente 7 m. Puede acomodar cómodamente hasta 9 pasajeros. Cuenta con asientos con mesas plegables y compartimientos para equipaje. Externamente, el avión es de color blanco con líneas decorativas y un diseño reconocido por premios aeronáuticos internacionales.
• Motores: Cuenta con motores gemelos Honeywell Engines HTF 7000.
• Frenos: Tiene un sistema electrónico por cable que le permite realizar paradas rápidas y constantes.
• Diseño: Tiene un perfil aerodinámico y un diseño limpio con líneas modernas.
• Estructura: Tiene una estructura de ala y fuselaje semi-monocasco que mejora la integridad estructural y la eficiencia del combustible.
• Aviónica: Cuenta con la avanzada línea Rockwell Collins Pro 21 aviónica.
El Challenger 300 es una opción preferida para vuelos de cabotaje e internacionales. Es uno de los jets privados más confiables del mercado. Es muy buscado para uso comercial y personal. Sus motores garantizan una velocidad de crucero suave y una capacidad de largo alcance de hasta 3200 millas náuticas, en tanto que sus aletas incorporadas optimizan la eficiencia del combustible y amplían el alcance de la aeronave.
Características del Aeropuerto de San Fernando
Tal como mencionáramos, el Aeropuerto Internacional de San Fernando donde ocurrió la tragedia, se encuentra ubicado en la ciudad de San Fernando, a unos 3 km del centro de la misma y en las cercanías del Delta del Río Paraná, en la Provincia de Buenos Aires. San Fernando forma parte del sistema aeroportuario de Buenos Aires, y actualmente se encuentra destinado a la aviación general y a las actividades de las escuelas de vuelo. Aeropuertos Argentina (AA) tiene a cargo la concesión del mismo.
La extensión de la pista del Aeropuerto de San Fernando es de 2.100 metros, pero reales son 1.800 metros (los que se utilizan). Tiene aproximadamente 60 mil operaciones por año y fue realizado con un cemento especial que absorbe la fuerza del avión y puede llegar a frenarlo. No existe ningún aeropuerto en el país -y tampoco en América Latina- que tenga esa tecnología.
Según las normativas de la OACI (órgano internacional que rige las especificidades aeroportuarias), la distancia de la pista de San Fernando permite operar sin inconvenientes un Bombardier Challenger 300. De hecho, operan aviones de mayor tamaño, tales como el jet privado de Messi.
En las fotos que se obtuvieron el día de la tragedia se puede ver cómo el alambrado queda totalmente destruido debido al avance descontrolado del avión. Desde Aeropuertos Argentina aseguraron que ese cerco se realiza de un material frangible (que se cae cuando lo tocan) para evitar el impacto de la aeronave.
La zona de la tragedia es densamente poblada y muy cercana al aeropuerto, donde la única división existente es una calle.
Sin embargo, no es el primer accidente que ocurre en este Aeropuerto. El 5 de diciembre de 2019, una avioneta que había partido de la ciudad brasileña de Porto Alegre se estrelló contra el techo de una casa en San Fernando. La avioneta se quedó sin combustible antes de llegar al Aeropuerto, por lo que intentó planear cortando cables de alta tensión, pero terminó estrellándose sobre el techo de una casa deshabitada. Afortunadamente, los tripulantes salieron ilesos y fuera de peligro.
De la Investigación
La investigación del accidente áereo de San Fernando, como todas estas tragedias, llevará un tiempo mientras se realizan las correspondientes pericias, tanto a la aeronave como a la caja negra inserta en la misma, que permite conocer cómo fueron los últimos momentos previos al despiste. En este caso puntual, la investigación de la causa quedó en la órbita del Juzgado Federal N°1 de turno de San Isidro, a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado.
Lo primero será determinar las causas de la ocurrencia del accidente, es decir, si se trató de un accidente ocasionado por un error humano o si existió alguna falla en el jet que desencadenara el mismo.
Según los datos que pudieron recolectarse en un primer momento, los aeronavegantes descendieron en paralelo por el Río Reconquista, doblaron para aterrizar y bajaron paralelo a la Av. Hipólito Yrigoyen, atravesando la calle Charlín. El avión se estrelló a 380 kilómetros por hora, al parecer habría intentado aterrizar aproximadamente en la mitad de la pista, situación que no llegó a concretar y, por ello, derribó algunos árboles, chocó contra el alambrado para terminar impactando contra unas propiedades, lo que provocó la explosión de los tanques de combustible que estaban situados en las alas. La velocidad excesiva del avión y el hecho de que el mismo no haya utilizado el total de la pista para aterrizar, serán elementos clave a analizar para los investigadores.
En cuanto a los pilotos, las primeras pericias realizadas por los médicos de la Policía Federal Argentina indicaron que como consecuencia del accidente quedaron con vida atrapados en el interior de la cabina, que es la única sección del avión que quedó intacta. Ambos habrían fallecido como consecuencia de la inhalación de monóxido de carbono provocada por el incendio y no como consecuencia misma de la caída del avión.
Todas estas cuestiones podrán ser aclaradas cuando contemos con los informes de las cajas negras del avión que serían dos, una para las voces de los pilotos en la cabina y otra que incluye datos del sistema, tales como la velocidad a la que iba el avión, el viento en ese momento, entre otras.
De la actuación de las Fuerzas de Emergencia
La actuación de las fuerzas de rescate -tanto Policía como Bomberos- que intervinieron en el momento del accidente también está siendo cuestionada, sobre todo al verificar que el fallecimiento de los pilotos no se habría producido por el hecho en sí, sino por la inhalación de monóxido de carbono, producto de haber permanecido atrapados en la cabina expuestos al mismo por un período de tiempo.
Fuentes Aeroportuarias indicaron que los Bomberos habrían tardado al menos siete minutos en arribar al lugar donde se produjo el impacto. No sólo ello, sino que además lo hicieron sin los elementos adecuados para tratar este tipo de emergencias, máxime con la necesidad de abrir la cabina y rescatar a los pilotos que aún gritaban auxilio desde adentro.
Lo que indican las normas globales es que un bombero dedicado a los accidentes aeronáuticos debe llegar, como máximo, en tres minutos al lugar más distante posible. En el caso del Aeropuerto de San Fernando, quienes actuaron están físicamente dentro del aeropuerto, a 800 metros de donde se produjo la colisión.
Por otra parte, los bomberos no serán solamente evaluados por su presunta tardanza para llegar al lugar del siniestro, sino que una pericia clave será la densidad de la espuma que se utilizó para apagar las llamas generadas por el choque del avión. En la dependencia del aeropuerto hay un camión rojo y uno verde, que es el que cuenta con el agente espumógeno para apagar el fuego con más eficacia. Éste llegó tarde y el primero en arribar tenía una manguera finita (línea de entre 38 y 45 mm) que no sirve para apagar un incendio de tal magnitud rápidamente.
A medida que vayamos contando con el resultado de las pericias, podremos tener más precisiones acerca del motivo de ocurrencia del accidente, posibles responsables del mismo, sobre todo si se trató de una falla humana o de un desperfecto técnico de la aeronave. Resuelto esto, se podrá analizar la responsabilidad que le cabe a las fuerzas de emergencia en el mismo, atento a que -como mencionamos- los pilotos habrían fallecido por la exposición durante un tiempo al monóxido de carbono provocado por el incendio y no por la caída misma del avión.