La elevada inflación, el cierre de las importaciones, el cepo al dólar, la falta y/o encarecimiento de repuestos, el humor social y la incertidumbre son todas variables que golpean al sector asegurador. A su vez, ocasionan importantísimas demoras en la reparación de los vehículos y el alza del precio de las reparaciones, lo cual conlleva un necesario aumento de las primas para hacer frente a esta situación. Esta nota desarrolla todos estos temas y también hace referencia al aumento del delito del fraude en seguros como consecuencia directa.
Escribe Dra. Gabriela Álvarez

Las Compañías de Seguros vienen, desde hace ya varios años, teniendo que enfrentar graves inconvenientes que dificultan el desarrollo de su labor cotidiana, poniendo en riesgo incluso en determinadas situaciones el cumplimiento de las condiciones de cobertura contratadas por sus asegurados y el desenvolvimiento normal del negocio.

Es que la situación actual que está atravesando nuestro país es un combo explosivo en el cual todas las variables están interrelacionadas, actuando entre sí, generando cada vez mayor dificultad para poder seguir operando y desarrollando un negocio rentable.

La inflación galopante de los últimos tiempos, el cierre de las importaciones, el cepo al dólar, la falta de repuestos y el encarecimiento terrible de los que sí pueden adquirirse, el humor social, la incertidumbre de lo que pasará, son todas variables que afectan ineludiblemente al ramo asegurador.

Todo ello potenciado por el aumento de la siniestralidad, donde el encarecimiento de los juicios, la industria misma del juicio y el marcado aumento de los fraudes al seguro, son realmente una bomba a punto de explotar.

Las medidas adoptadas por el Gobierno en los últimos tiempos en lo que hace a la restricción de las importaciones, provocaron que muchas aseguradoras expresen los inconvenientes que les generan el faltante de los repuestos importados que necesitan para reparar los vehículos de sus propios asegurados en aquellos casos de coberturas todo riesgo.
A su vez, esta falta de repuestos ocasiona importantísimas demoras en la reparación de los vehículos, el encarecimiento de las reparaciones de los mismos debido a la inflación, con presupuestos que pueden mantenerse como mucho tres días y no más que eso, lo que conlleva un necesario aumento de las primas para hacer frente a esta situación. Con un vehículo sin reparar durante días o meses y una póliza más cara, surge -como es lógico- el reclamo de los asegurados que no están para nada conformes con el trato brindado por su aseguradora, a pesar de que el motivo de ese destrato sea ajeno a ella. Ni hablar en aquellos casos en los que se vuelve totalmente imposible la reparación del vehículo por falta del repuesto. Por tales motivos, algunas compañías llegan a ofrecerles a sus asegurados la indemnización del caso, en lugar de la reparación, como forma de demostrar su intención de cumplimiento.

En materia de seguros, la falta de repuestos trae consigo, a su vez, otras complicaciones. Las principales son el incremento de la siniestralidad, sobre todo robo de neumáticos y el aumento de los fraudes en los siniestros. Recordemos que hoy en día, la mayoría de los repuestos de los autos son importados, ya que la producción en nuestro país es realmente muy escasa. Sólo un 25% de los repuestos solicitados por los clientes se logran conseguir en el plazo que normalmente demoraban en llegar.

La falta de stock de repuestos genera un aumento en los delitos que tienen que ver con los seguros, en especial todo lo relacionado con el robo de ruedas, delito que se incrementó en índices impresionantes en el último tiempo y que, por otro lado, es muy sencillo de falsificar, ya que no admite mucho carga probatoria y es muy difícil de investigar para las compañías.

El robo de vehículos y motos también se vio seriamente aumentado a consecuencia de la falta de stock de repuestos, logrando el mercado negro realizar un gran negocio con el robo de vehículos y su posterior desarme y venta en el mismo.

Las pólizas también se vieron afectadas. Las compañías debieron acortar el tiempo de vigencia de las mismas que en un principio fue anual, luego semestral y ahora puede llegar incluso a ser mensual, con el fin de actualizar en el menor plazo posible las sumas aseguradas, las tarifas por el servicio prestado o incluso agregar en las pólizas cláusulas de ajuste para que las sumas se acomoden automáticamente, lo que dio origen a mayores costos operativos y la necesidad de una inversión importante en sistemas y tecnología.

La baja en el número de patentamientos de autos en los últimos meses ha generado también gran preocupación en las aseguradoras, por ser los autos 0 kilómetro uno de los riesgos más buscados. En el mes de junio, el promedio diario de patentamientos de vehículos 0 km cayó a 1.565 cuando, en los últimos 17 años había promediado los 2.500. Se trata de una baja del 37% que afecta al principal mercado y el más rentable del seguro automotor.

La imposibilidad de conseguir dólares para adquirir nuevos vehículos provoca grandes inconvenientes si hablamos en términos de precios. En el caso de los 0 km, la falta de oferta genera la existencia de un precio sugerido de fábrica que, cuando uno concurre al concesionario, es totalmente distinto. Esta situación, sin embargo, no se ve reflejada en las pólizas, dado que las mismas están emitidas a los valores que sugieren las terminales, pero cuando ocurren los siniestros están desubicados los precios que se solicita para la reposición, contra la suma asegurada. La compañía termina pagando el bien pero a un costo muy elevado.

A estos inconvenientes se suman la amplia oferta de operadores en el mercado, dado que el parque automotor es cada vez más reducido, mientras que los operadores del mercado siguen siendo los mismos.
En lo que respecta al precio de los seguros, dada la situación actual, los mismos no pueden acompañar los niveles de inflación, dado que de ser así, mucha gente optaría por rescindir su cobertura ante la imposibilidad de su pago.

Por otra parte, el elevado costo de los repuestos trae aparejado que un vehículo, en muchos casos con un daño menor, configure una destrucción total, al llegar el costo de la reparación al 80% del valor del auto, con la problemática que comentamos anteriormente que existe en cuanto a la reposición de automotores.

Desde el lado de los productores asesores de seguros, éstos también debieron estar más pendientes de las pólizas que tienen en su cartera, para controlar que las sumas aseguradas se correspondan con la realidad, con el fin de que al momento del siniestro sus clientes no se encuentren con una sorpresa desagradable.

El Fraude en Seguros

Ante la falta de disponibilidad de repuestos y la imposibilidad de traerlos del exterior, el delito aumentó fronteras adentro de nuestro país, como una forma de conseguir esos repuestos faltantes. El robo de vehículos, ya sea para cometer delitos o bien para su posterior desarme, es una constante que aumenta día a día.

Los autos registran los índices de mayor frecuencia de robos, seguidos por las motos. De acuerdo con el «Indicador Ituran de Robo Vehicular», realizado en base a las denuncias registradas, el robo de vehículos en el país creció 20% en un año, siendo un 73,4% ejecutado a mano armada y un 26,6% con maniobras de hurto cuando el propietario no está presente.

Adicionalmente, se informó que la gran mayoría de estos delitos se cometen en la vía pública y que los lunes y miércoles, entre las 18 horas y la medianoche, son los días de la semana de mayor incidencia.

La problemática que plantea el fraude en las pólizas de seguros existe hace ya mucho tiempo, principalmente en dos modalidades, por un lado en manos de un particular, generalmente autorrobos, o bien en manos de bandas más organizadas.
Cuando hablamos de fraude, hacemos referencia al caso donde un asegurado pretende cobrar por un siniestro que no ocurrió, o al menos que no ocurrió con las consecuencias o características que indica.
Generalmente, los casos que despiertan algunas dudas en los tramitadores, se los deriva a un estudio externo que se ocupa de revisar la información y realizar las investigaciones que correspondan. Dichas investigaciones incluyen llamados al asegurado, constatación de testigos, presencia en el barrio, testimonios de vecinos y familiares, verificación de las facturas presentadas. Con todo ello se busca confirmar el hecho fraudulento y luego enfrentar al asegurado a los fines de que desista del siniestro. Sin embargo, lo cierto es que en la gran mayoría de los casos el tema se concluye ahí, es decir que no pasa a instancia judicial por parte de la Aseguradora.
Como otra medida de prevención, en algunos caso se obliga al asegurado a contratar una alarma de rastreo satelital a los fines de poder encontrar rápidamente el vehículo.