En la mayoría de las circunstancias contratamos un seguro sólo porque es obligatorio, como ocurre con el seguro de responsabilidad civil en el caso de vehículos, o el seguro de incendio para propiedades y locales, o el seguro de vida en las tarjetas de crédito. En muchas ocasiones, ni siquiera evaluamos frente a qué eventos dañosos realmente nos cubre, qué exclusiones tenemos ante el siniestro ocurrido y cuáles son nuestras obligaciones y derechos como asegurados. Esta nota reflexiona sobre los beneficios de estar bien asegurado, y también acerca de los riesgos de caer en el infraseguro.
Escribe Dra. Gabriela Álvarez
¿Alguna vez te preguntaste si estás bien asegurado? ¿Sabés exactamente qué cubre la póliza que tenés contratada? ¿Cuál es al menos la suma asegurada, las exclusiones de tu cobertura, tus obligaciones como asegurado?
Seguramente, muchas de las respuestas a estas preguntas se resuman en un rotundo NO.
A la hora de adquirir un bien, ya sea un vehículo, una propiedad, un objeto determinado o incluso montar un negocio propio, nos asesoramos, averiguamos, comparamos precios, calidades, marcas y finalmente, como resultado de ese proceso lógico, de averiguación, evaluación y conveniencia, tomamos la decisión final de adquirir -o no- el producto o bien en cuestión. Sin embargo, el proceso no termina allí. Una vez adquirido resulta fundamental protegerlo, cuidarlo de las posibles pérdidas que pudiera sufrir como consecuencia de un hecho fortuito e inesperado. Y esta es la etapa, donde más nos cuesta tomar una decisión.
En la mayoría de las circunstancias contratamos un seguro sólo porque es obligatorio, como ocurre con el seguro de responsabilidad civil en el caso de vehículos, o el seguro de incendio para propiedades y locales, o el seguro de vida en las tarjetas de crédito. En muchas ocasiones, ni siquiera evaluamos frente a qué eventos dañosos realmente nos cubre, qué exclusiones tenemos ante el evento ocurrido y cuáles son nuestras obligaciones y derechos como asegurado. Nos limitamos a contratar el seguro, archivamos la póliza y con ello terminó el proceso.
En una materia tan específica como es el seguro, con términos complejos y engorrosos, con gran cantidad de cláusulas que utilizan un vocabulario no accesible para cualquiera, contar con el asesoramiento de un especialista en la materia, se vuelve casi fundamental. Para ello, los productores asesores de seguros son las personas indicadas para aconsejar al asegurado acerca de qué seguro tomar, qué compañía puede ofrecerle esa cobertura, con un buen servicio y a un costo razonable. Además, su labor no concluye con el asesoramiento a la hora de contratar el seguro, sino que acompaña al cliente durante toda la vigencia de la póliza, ante cualquier inquietud que el asegurado tenga, sobre todo cuando se materializa la situación inesperada por el asegurado.
La ocurrencia del evento fortuito estipulado en póliza, trae consigo una cantidad considerable de obligaciones para el asegurado, que comienzan con radicar la denuncia y dar aviso a la compañía aseguradora, cumplimentando toda la información en tiempo y forma, y aportando la documentación requerida por la misma. Con el aviso de su asegurado, la empresa de seguros podrá comenzar a gestionar el riesgo que motiva el cobro de la prima.
Si hacemos referencia a los seguros de carácter opcional, el panorama se complica aún más. Seguros como el de vida, de bienes menores como el bolso, el celular, la notebook, de accidentes personales, de retiro, entre otros, tienen una muy baja penetración en nuestro mercado, al igual que ocurre con muchos países de la región. Si bien se trata de coberturas que protegen lo más valioso que tenemos, como puede ser la salud, la vida de las personas que queremos, o nuestros elementos de trabajo, la realidad indica que su contratación es una decisión que se posterga en el tiempo, ya que la sociedad no logra verlo como una inversión que la mantiene protegida ante un hecho que puede ocurrirnos a todos en cualquier momento. Se prioriza la utilización del dinero en otras experiencias o en otros destinos, pero lo cierto es que la contratación de estos seguros que carecen de obligatoriedad, requieren una conciencia aseguradora que nuestro país está lejos de alcanzar. No obstante ello, debemos destacar que en los últimos años la contratación de seguros no obligatorios ha tenido un desarrollo importante, sobre todo con la llegada de la pandemia del Covid 19, atento a que la gente logró tomar conciencia de la importancia de la vida y los riesgos que se corren, y muchos tomaron la decisión de contratar un seguro como el de salud o el de vida, e incluso el de asistencia al viajero ante la inminencia de un viaje.
Beneficios
Si bien contar con el seguro correcto y adecuado a la situación personal de cada asegurado, resulta de suma importancia y trae aparejado grandes beneficios, podemos definir a los principales en tres categorías:
• Reducen riesgos: si bien en un principio los seguros suelen verse como un gasto, son una gran manera de evitar imprevistos. Los seguros deben considerarse como el medio idóneo para resguardar el bienestar de un asegurado o un grupo familiar. Por un monto mínimo si lo comparamos con las ventajas que trae aparejado, un seguro permite resguardar todo aquello que cuesta años y años de esfuerzo y trabajo poder conseguir.
• Protegen el patrimonio: si tan sólo hacemos el ejercicio de pensar en la posibilidad de ocurrencia del evento imprevisto, como puede ser un robo, un choque, la rotura de un bien o incluso la muerte, con los costos actuales que ello significa, puede resultar imposible reponer ese bien, compensar esa vida. Por ello, los seguros ofrecen la tranquilidad de que, ante un eventual problema contemplado en las condiciones de póliza, el objeto asegurado podrá ser reemplazado o reparado o indemnizado, gracias a la cobertura de la misma.
• Promueven tranquilidad: la sensación de tener nuestros bienes protegidos, de saber que si lo peor ocurriera, nuestra familia no quedará desprotegida. En otras palabras, estar asegurado permite eliminar o reducir el miedo, la tensión, la ansiedad frente a la incertidumbre que puede generar un futuro incierto.
El seguro como instrumento financiero
Además de los beneficios del seguro comentados anteriormente, relativos al ahorro, la protección y la tranquilidad, no podemos dejar de considerar que los seguros son instrumentos financieros.
El hecho de adquirir un seguro no es garantía de que eso malo que activa la póliza contratada, no ocurra. La suma asegurada sólo colaborará en que las consecuencias económicas de esos eventos no perjudiquen al asegurado, a su familia o a otras personas que dependan de éste.
En otras palabras, contar con un seguro de salud no lo hará inmune a las enfermedades, pero sí le dará el acceso a los recursos para obtener el tratamiento y rehabilitación que necesite, e incluso hasta podría obtener una cantidad de dinero que compensaría los días que no pudo trabajar. Si hablamos de un seguro de vida, al cual se le agrega el beneficio de invalidez total y permanente, no convierte al asegurado en inmortal; pero si sufre algún tipo de lesión permanente que le impida trabajar, tendrá una fuente de ingresos que le permitirá mantenerse y sacar adelante a su familia. Incluso si llegara a fallecer, su familia podrá continuar con el nivel de vida que tenía.
Si hacemos referencia a los seguros de vida, es importante entender que la muerte no es un riesgo, definido como evento fortuito que puede resultar en una pérdida económica, sino más bien una certeza. Lo que apunta a cubrir el seguro de vida es la muerte prematura, aquella que ocurre cuando todavía el asegurado no ha cumplido sus metas financieras, aquella que ocurre antes de las expectativas de vida. Tanto el seguro de vida como el seguro de salud, sirven para garantizar el cumplimiento de las metas financieras pase lo que pase (una enfermedad, un accidente).
Estos tipos de seguros son, en definitiva, una forma de ahorro. Normalmente, la forma que utilizan las familias para lograr sus metas económicas es ahorrar dinero, es decir, gastar menos de lo que ganan, para luego invertirlo y que esos ahorros crezcan hasta que sean suficientes como para financiar o adquirir su objetivo. Ahora bien, el hecho es que tanto las inversiones como los seguros son un destino del dinero que la familia ahorró. En la mayoría de los casos, cuando consultamos a las personas por qué motivo no están aseguradas, la repuesta mayoritaria tiene que ver con la carencia del dinero suficiente para hacerlo, ello se debe a que su prioridad tiene que ver con ahorrar para determinado fin. Pero es importante considerar que un seguro es para respaldar esa prioridad que tiene establecida y que pueda llegar a cumplirla.
La problemática del infraseguro
Cuando hablamos de la importancia de estar bien asegurado no hacemos referencia solamente al hecho de contar con la cobertura de los bienes que queremos asegurar, sino también debemos prestar especial importancia al valor de esos bienes y la cobertura que contratamos.
El infraseguro tiene lugar cuando el valor del objeto asegurado en la póliza es inferior al que el bien realmente tiene. Si bien en la mayoría de los casos esta práctica se utiliza con el fin de abonar un monto menor en concepto de prima por el seguro, lo cierto es que el problema aparece cuando ocurre el siniestro. En ese momento, la compañía de seguros evalúa el monto a abonar y lo que termina ocurriendo es que el valor de la indemnización resulta insuficiente para la reparación o reposición del bien asegurado. Esto mismo suele ocurrir con aquellas pólizas que no mantienen a lo largo del tiempo una actualización de la suma asegurada, puesto que en el contexto inflacionario en el que vivimos actualmente, la pérdida del valor de los bienes es diaria, de allí la importancia de mantener actualizada la suma asegurada.
Los rubros de incendio y seguro técnico son los más afectados por la situación de infraseguro tanto en pymes como en grandes empresas. En el caso de estas últimas, el riesgo es aún mayor ya que muchas de ellas suelen tener maquinarias cuyo valor está en dólares, y en nuestro país con el constante aumento del dólar, se vuelve imperiosa la actualización de la suma asegurada.
Existen tres motivos principales por los cuales podemos observar el infraseguro en las pólizas.
• Por un lado, la contratación de una suma insuficiente, puede deberse al desconocimiento o la falta de información. En este caso, el accionar de los productores de seguros se vuelve fundamental a la hora de revisar las sumas aseguradas al momento de la renovación de la póliza.
• Por otro lado, el desconocimiento de la importancia de tener una suma asegurada acorde al valor del bien, hace que con el fin de abonar una prima inferior se contrate un seguro por un monto menor al que realmente vale.
• Finalmente, existe el infraseguro generado por la misma devaluación e inflación que atraviesa nuestro país, el cual ocurre ya durante la vigencia de la póliza y aumenta a medida que transcurren sus meses de vigencia. Si bien en muchos casos las compañías de seguros ya estipulan cláusulas de variación de la suma asegurada, éstas alcanzan sólo al 20% anual y terminan siendo insuficientes.
En el caso de las pólizas de incendio, principalmente en las sumas aseguradas en concepto de Edificio y contenido y en los seguros de integral de consorcio, el infraseguro puede relacionarse con una incompleta valuación de las partes comunes, al no considerar dentro de las mismas determinadas construcciones, como pueden ser los cimientos o paredes internas de unidades funcionales que se consideran comunes.
En lo que hace a las pólizas de hogar, el infraseguro puede deberse también al desconocimiento del valor del bien que se encuentra en el interior de la vivienda, tales como electrodomésticos, bienes, entre otros y a la posterior adquisición de nuevos bienes que no se incluyen en el seguro y, por ende, no contarán con cobertura.
En el caso puntual de las pólizas de automotores, el infraseguro radica en el constante cambio del valor de los vehículos, muchos de ellos valuados en dólares, y el costo elevadísimo de los repuestos necesarios para la reparación.
A la hora de evitar esta problemática, los productores asesores de seguros resultan una pieza fundamental que le permitirá al futuro cliente contar con un seguro acorde a sus necesidades, que ante la ocurrencia del evento le permita sortear las dificultades económicas que el mismo le genere.