Cerveza artesanal en una esquina mágica

Concepto
En octubre de 2016 abrió Growlers, la nueva cervecería de Palermo que hace honor al espíritu comunitario del ambiente cervecero, exigente pero basada en compartir y colaborar. En un espacio informal, logra combinar una inigualable propuesta de cerveza artesanal de productores nacionales con un ambiente influenciado por el street art y una cocina simple y sabrosa que los lleva a crear su propia mística.
A sus dueños, Martín Giardino, Martín Casanova y Manuel Migaraya -los dos últimos sommeliers de cerveza y Migaraya también chef de Growlers-, les gusta mucho lo que sucede alrededor de la cerveza, sobre todo de la cerveza artesanal, la cual constituye un universo de culto y, a la vez, distensión y tradición.
La propuesta de Growlers es construir un punto de encuentro, tanto para el cervecero como para aquel que quiere pasar un buen rato, y que sirva como vidriera para un producto que hace años viene mejorando, aumentando en cantidad y en calidad, y es netamente nuestro, argentino. «También queremos subir el estándar de la exigencia gastronómica en las cervecerías. Sin perder de vista el formato, creemos que el cliente merece tener confianza en poder cenar en una cervecería, de la mano de una propuesta informal y canchera», destacan en Growlers.

Nombre
El nombre Growlers remite al gran botellón que se utiliza para transportar cerveza, imponiéndose como un lugar de culto cervecero. «Somos un medio de transporte no sólo de productos, sino de ideas, sentimientos y pasiones», es el lema que los identifica y que invita a descubrir por qué en este lugar encanta la cerveza artesanal, pero más aún todo lo que sucede a su alrededor. Así, se encuentra un espacio abierto que invita a sumarse, desde el público a los productores y, de esta manera, formar comunidad.
El ambiente cervecero es en esencia comunitario, donde productores y comercializadores comparten conocimientos, relaciones y no escatiman colaboración. La cerveza artesanal es un camino de ida para el que gusta del producto, por lo que los cerveceros no compiten entre ellos, sino que, en conjunto intentan hacer llegar a todos los rincones un producto completamente ajeno a su versión industrial: cuantiosas variedades, gustos, aromas y sabores. Hay un tipo y versión de cerveza artesanal para cada persona en este mundo. Sólo hay que emparejarlos.

Arquitectura
Se descubre a Growlers en una esquina tranquila como lo es Gurruchaga y Pasaje Coronel Cabrer, con amplios ventanales que cuando se abren hacen que el bar se integre con la calle, en especial sobre la segunda de ellas, una peatonal empedrada y decorada con cálidas guirnaldas de luces y graffitis.
Se trata de una cervecería descontracturada y de estética cuidada, donde se percibe la presencia de ladrillos a la vista, paredes descascaradas en su exterior y con collages hacia el interior, así como materiales como hierro, cemento y madera. Estos elementos recorren los diversos espacios del local: íntimos, grupales, al aire libre y cerrados, con barras altas, mesas pequeñas y comunitarias.
El local cuenta con dos plantas. Hacia el interior en la planta baja, desde una imponente barra gobernada por 20 canillas de cerveza artesanal, se invita a experimentar una amplia diversidad de propuestas de productores argentinos, todas rotativas y seleccionadas semanalmente por sus propios dueños, quienes también son sommeliers de cervezas.
Las cervezas del día se anuncian en una pizarra sobre las canillas y a un lado, el cliente puede leer desde pequeñas pizarras colgadas las sugerencias de platos para acompañar, los cuales también varían semana a semana.
Las paredes de la planta baja están bordeadas por barras de madera de apoyo, seguido por banquetas altas, invitando a degustar el producto de una manera informal. En este mismo espacio, se presentan mesas comunitarias para compartir con extraños o en grupos de amigos.
A modo de integración del local con la calle, a través de ventanales que convierten a la peatonal en una parte más, se lucen barras de apoyo para quienes deseen consumir al aire libre. Esta peatonal está cálidamente decorada con guirnaldas de luces y deja ver distintos graffitis que complementan la decoración de la cervecería.
Subiendo la escalera del local se llega a una terraza que cuenta con un espacio abierto y otro semicerrado. En el espacio semicubierto sobresale una gran mesa comunitaria y bancos de madera donde 22 personas pueden compartir desde un encuentro casual hasta organizar un evento más privado. Al aire libre, los clientes tienen la posibilidad de sentarse en las barras, también de madera y con banquetas, o en mesas pequeñas para dos o tres personas, con sillas de hierro.

Ambiente
El cliente de Growlers es todo aquel que guste de una buena cerveza artesanal, combinada con gastronomía informal de calidad, en un ambiente relajado. El promedio de edad del público ronda los 35 años, aunque los distintos espacios y situaciones que propone la cervecería, permiten que se amplíe ese rango desde los 25 a los 50 años. Se trata de un perfil que se interesa por el producto, valora el respeto por el concepto, la selección de las cervezas, y el cuidado en las combinaciones de los platos. Es también un público «viajado», que conoce de cervecerías europeas, que respeta y disfruta la informalidad-dinamismo del sistema de pedidos y la libertad que supone eso mismo. Por otra parte, el pasaje y la terraza hacen a la mística Growlers. Esa sensación de transportarse a otro lugar estando en pleno Palermo, es parte de la magia que atrae tanto a porteños como a turistas a compartir este ambiente donde abundan las mejores cervezas artesanales argentinas.

Bodegas
El alma de Growlers es la selección de cervezas artesanales locales, pero el vino también tiene su lugar como producto. Y en Growlers eligen vinos de bodegas boutique, que van seleccionando quincenalmente de acuerdo a las sugerencias de su sommelier y conservan en cava propia hasta el momento del servicio. Conceptualmente, buscan vinos con notas particulares, que representen el espíritu de lo que se está haciendo en la actualidad en esas bodegas.

Negocio
«Elegimos Palermo Soho para el primer Growlers, pero sobre todo elegimos con cuidado esta esquina de Gurruchaga con el pasaje Coronel Cabrer, que es mágica», definen sus dueños ante la consulta de Informe. El formato de servicio que proponen precisa de un lugar de estas características, con terraza, aire libre y distintos espacios para disfrutar una pinta de cerveza. Esta magia es un sello Growlers muy presente en el desarrollo de marca que llevan a cabo. «Pensamos que esta primera etapa de la marca requería un local inicial en un barrio mítico como Palermo, y preparamos la apertura de tres locales más para el 2017. Por suerte la respuesta del público viene superando nuestras expectativas, por lo que felizmente nos encontramos obligados a intensificar el trabajo para sostener la propuesta», concluyen.
La comunidad cervecera es un movimiento en constante expansión, en el que se torna cada vez más relevante cuidar el producto y trabajar para posicionarlo con estándares más elevados y propuestas creativas y logradas.

Cerveza & Gastronomía
La inigualable propuesta de cerveza artesanal se combina con una cocina simple y sabrosa especialmente pensada para acompañarla. Las 20 canillas de cerveza artesanal -todas rotativas y seleccionadas semanalmente por sus propios dueños, quienes también son sommeliers de cervezas- invitan a experimentar una amplia diversidad de propuestas de productores argentinos. Una de las canillas se destina especialmente a algún homebrewer que realice bachs pequeños, permitiendo así que amantes de la cerveza que elaboran poca producción también tengan la posibilidad de llevar su cerveza a un bar por el tiempo que dure el barril.
Más allá de la rotación, constantemente hay sugerencias que van desde la alta tomabilidad hasta otras de sabores más complejos, percibiéndose diversos estilos como lager, honey, de trigo, belgian, weisse, pasando hacia las ipa, barley wine, dubbel y llegando a otras como stout, imperial stout, porter y amber ale. Una particularidad de este lugar es que no se distingue el precio por marca. Además, esta atractiva propuesta también se completa con sidra tirada.
Mientras se las bebe escuchando indie y british rock, puede degustarse una cocina informal con combinaciones pensadas para acompañar cerveza, simples y sabrosas, ofrecidas con un servicio ágil.
Desde una carta acotada que busca garantizar la calidad, se ofrecen propuestas que van rotando semana a semana siguiendo el siguiente formato: 4 burgers, 2 pollos fritos, 1 candy bacon, 1 albondiguita rebozada con panko, 1 plato y 1 postre. El cliente ordena la comida en la barra junto a su cerveza. En mano, se lleva su pinta o media pinta junto a un tótem enumerado con forma growler que permitirá al camarero acercar la comida solicitada. Por ejemplo, las Candy Bacon con seis láminas crocantes de panceta acompañadas con dip de reducción de aceto y miel, la mejor opción para picotear junto a la cerveza.
Otras sugerencias con las que el cliente puede encontrarse son la Burger de 180 gramos que combina 50% de roast beef, 30% de tapa de asado y 20% de bondiola de cerdo con BBQ pulled pork, cebolla asada, batatas chips y dijon coleslaw; en un menú donde también se ven opciones con cordero o una vegetariana, como la Falafel Burger de garbanzos, cebolla morada, cilantro, lechuga, tomate y crema de lima que, al igual que el Pollo Frito, se acompaña con papas fritas. Las Albondiguitas de la semana son de langostinos y eneldo, rebozadas con panko y el Principal, una Provolone grill, con rúcula, cebolla asada, garrapiñada de nueces, aliño de eneldo y sal de naranja.
Otros ejemplos que dan cuenta de una cocina de elaboración propia son las 30 recetas de aderezos que van rotando según los platos de la semana y que siempre están disponibles sobre las mesas para quienes deseen tomarlas, entre ellos BBQ Bourbon miel, Teriyaki Stout Jengibre, Zanahoria Curry y Cilantro; a ellas se le suma la salsa picante Sriracha (libre). Para finalizar, siempre hay un postre, como Mousse de cacao, cardamomo y ralladura de naranjas.
Un plus de este bar, y como su nombre lo indica, es que el cliente también puede llevarse la cerveza a casa. Lo hace en growlers de 1,9 litros que adquiere en el bar o rellenando aquel que ya posea.