“LA TRANSFERENCIA DEL RIESGO ES INVERSAMENTE PROPORCIONAL A CÓMO ESTÁ TU BOLSILLO”
Carlos Sabaini, Presidente de ADARA -la única Asociación de Administradores de Riesgos de la República Argentina- detalla en qué consiste la capacitación técnica de administración de riesgos y la certificación profesional AIRM; repasa los orígenes, las actividades y los objetivos de ADARA; destaca la importancia de la norma ISO 31000 que rige el risk management, así como también las cuatro herramientas fundamentales que todo administrador de riesgos debe tener en cuenta. En relación al impacto de la situación económica del país, señala que el mercado de seguros vive de la actividad comercial e industrial, y si esto se cae, las primas también se caen, con lo cual, 2017 va a ser un año complejo para todos.
Carlos Alberto Sabaini, Presidente de la Asociación de Administradores de Riesgos de la República Argentina (ADARA), reflexiona sobre el presente y la proyección del Risk Management.
– ¿Qué es ADARA, cuáles son sus objetivos y las principales actividades que realiza?
– ADARA es la única asociación de Administradores de Riesgos en la República Argentina. Está adherida a ALARYS, que es la Asociación Latinoamericana de Administradores de Riesgos y Seguros, y forma parte de IFRIMA (Federación Mundial de Asociaciones de Gerencia de Riesgos y Seguros), que es la asociación internacional. Tanto en la asociación latinoamericana como en la internacional, ADARA tiene el rol de Director, en este caso el Presidente -que soy yo- o quien designe el Consejo Directivo.
Como bien lo establece su filosofía, uno de los objetivos de ADARA es proteger el patrimonio integralmente, entendiéndose como ‘patrimonio’ las cosas y/o las personas. No obstante, el principal objetivo de la Asociación es que se conozca esta funcionalidad, así como también la educación, lo cual no se reduce sólo a ADARA. Hoy la federación internacional tiene como objetivo estas premisas, es decir, protección del patrimonio, educación y desarrollo integral. En realidad, podemos decir que algunas actividades de ciertas carreras podrían estar en comunicación con los seguros o con la administración de riesgos, pero hoy ya existe una etapa superior a la administración de riesgos que es la Enterprise Risk Management (ERM), que es algo mucho más complejo y que no le cabe solamente a una u otra profesión. En realidad, ya existe una capacitación técnica de administración de riesgos, donde en nuestro caso la certificación profesional es el AIRM, que se otorga con el apoyo de la asociación internacional y de Harvard, y en esto consiste nuestro quehacer principal.
– ¿Se trata de un curso de capacitación a través del cual se obtiene esta certificación?
– Hoy, en todo el mundo, se trata del mismo curso con el mismo nivel de capacitación, pero la ventaja de realizarlo en Argentina es que se cursa en español y lo dicta un especialista nombrado por IFRIMA que viene del exterior. Consiste en un conjunto de cuatro cursos, dos de ellos con examen tipo multiple choice, y los dos restantes a través de un trabajo grupal con un caso práctico, cuyo requisito es haber aprobado primero los módulos I y II. En la Argentina hay aproximadamente 250 personas que ya tienen este curso aprobado.
– ¿Cómo se rige la administración de riesgos?
– Con la norma ISO 31000, que hoy está comprendida o admitida dentro de la ISO 9001, es decir, todos aquellos que hoy tienen ISO 9001 van a tener que cumplir con la ISO 31000. Entonces, pensamos que no es necesario tener una certificación profesional AIRM para realizar esto, pero sí conocer conceptos básicos como la ISO 31000 en función a la ISO 9001 o, por ejemplo, qué es el «mapeo de riesgos», entonces por primera vez, este año en Argentina vamos a realizar cursos específicos para que las empresas puedan adaptar su ISO 31000 a la 9001 y, a su vez, que los certificadores de la ISO 9001 también tengan conciencia y conceptos sobre el tema. ADARA participa desde hace tres años en un programa con la Unión Industrial Argentina y participa también en el IRAM. Los cursos los dicta un especialista que viene de Houston y se van a desarrollar en la primera quincena de junio. Se trata de módulos de aprendizaje, es decir, no es una certificación, y cada curso va a ser de mediodía y va a tener un precio específico. Se trata de alrededor de 6 u 8 cursos para que cada uno tome el que más le conviene. Seguramente, la mayoría va a tomar la interpretación de la ISO 31000 en la 9001 y el de mapeo de riesgos, que son básicos.
– ¿Quiénes son los principales interesados en la Administración de Riesgos?
– En principio, nace de las grandes empresas, pero después de los ’90 hubo un funcionamiento distinto en éstas a partir del cual empezaron a delegar gran cantidad de funciones, lo cual fue un fenómeno que se dio a nivel mundial. Esta acción hizo que sus contratistas y proveedores -cautivos o no- tuvieran que cumplir el mismo rol que llevaban a cabo ellas. Entonces, si tengo una estructura de administración de riesgos, tengo que extrapolarla también a éstos, donde el servicio se los da la gran empresa o, en muchos casos, van tomando administradores de riesgos, que no tienen por qué ser -como sucede en las grandes empresas- personas en relación de dependencia, sino que puede ser un servicio tercerizado. Esto que al principio era algo raro, hoy por ejemplo, para otorgar un crédito importante los bancos van a pedir si la empresa solicitante cumple con la ISO 31000, porque la interpretación es que hay una ISO, que es la 23201, que es de continuidad de negocio. Entonces, si yo desarrollo un proveedor o le otorgo un préstamo, me interesa que si usted tiene un inconveniente, de alguna forma, cuanto antes, vuelva al mercado, a comprarme o venderme. Si como mínimo no tiene desarrollado una ISO 31000, es decir, no hablo de una enterprise risk management, sino de algo básico, entonces no sé si le voy a dar un préstamo o va a ser proveedor mío, porque en el caso de que tenga un inconveniente mínimo, no sé cuál va a ser su comportamiento. Este es el esquema más importante. Por ejemplo, los bancos ya lo vienen exigiendo desde hace mucho tiempo, especialmente los internacionales.
– ¿Cuáles son los temas de Risk Management que hoy preocupan a las grandes empresas argentinas, y cómo se relacionan con la industria aseguradora?
– En primer lugar, los temas que nos preocupan son todos los aspectos vinculados al reaseguro, lo cual tuvo un principio de solución especialmente en lo relacionado a los facultativos, porque las grandes empresas consumen reaseguros facultativos; el tema de ART, donde existe un principio de solución aunque nosotros teníamos en vista otro principio, donde el tema es cómo bajar la judicialización; otro aspecto estaba referido a los seguros obligatorios de transportes TAP (transporte argentino protegido), que era un condicionante para ingresar o egresar contenedores, y que la resolución 76/2016 de la Administración General de Puertos (AGP) dio de baja. Otro tema está dado por el security de aseguradores, reaseguradores, corredores y liquidadores, en relación a si tienen transferida su responsabilidad y a qué tipo de security económico-financiero tienen.
En relación a la segunda parte de la pregunta, el contacto con las compañías de seguros puede ser en forma directa, a través de un broker o mediante la compra de reaseguro que implica una etapa superior, es decir, como una especie de nexo donde vamos y compramos el reaseguro que necesita la empresa, discutimos las condiciones y los costos, y después lo bajamos. Este es un procedimiento que se realiza no sólo en este país, ya que existen pólizas master donde el mismo texto baja en todos los lugares donde la empresa posee actividad.
– ¿Qué diferencias existen en materia de Administración de Riesgos en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica?
– Hoy, estructuralmente ninguna. Todos los países tienen la misma capacitación e iguales objetivos. Sí existen modificaciones en la legislación de cada país, y esto hace que quizás existan algunos cambios. Es decir, si manejo una cuenta internacional que baja en distintos países, inclusive Estados Unidos, Canadá o Europa, voy a tener que adaptar la cobertura a dicha legislación, que es perfectamente razonable y ajustable, porque los reaseguradores lo realizan per se.
– ¿Quiénes integran ADARA?
– Somos entre 50 y 60 integrantes, ya que el número varía, entre grandes empresas y pymes importantes. Para dar un ejemplo, cuando yo estaba en Techint representaba a 15 empresas. Entonces, si potencio cincuenta por cinco -no quince- estamos hablando de 250 empresas. Por eso tenemos contacto y trabajamos mancomunadamente con la Unión Industrial Argentina y, por el mismo motivo, teníamos participación en la estructura que tenía la Superintendencia en el gobierno anterior. Me refiero al Planes que para mí era muy importante porque, independientemente de discutir algunas cosas -relevantes o no-, lo que hizo fue la unificación de textos. Después podían existir cosas que a algunos les gustaban más o menos, pero la unificación de textos implicaba saber que uno compraba una póliza en el asegurador A, B o C y que el texto era el mismo. Es decir, si existía alguna modificación, la tenía que producir yo, acordar que así fuera y luego aprobar la Superintendencia.
– ¿Cómo es la sinergia entre ADARA y ALARYS?
– La sinergia radica en que somos socios fundadores de ALARYS, lo cual significa que tenemos un vínculo muy importante. Y cuando uno está en un grupo empresario que en Latinoamérica posee distintas plantas industriales, es muy importante la existencia de ALARYS, porque si necesito algo, voy a ir a la ADARA de Venezuela, Panamá, México, Brasil o dónde sea, para que me brinde lo mismo que necesito aquí, de lo contrario sería imposible armar un compendio de cada país. Entonces tenemos un lugar para que nos explique cómo es cada tema en determinado país, por ejemplo, cómo es la responsabilidad del transportista en Venezuela, ¿existe o no existe? A modo de ejemplo también, si uno tiene un siniestro en Panamá, no puede mover el auto hasta que concurre la policía, aunque no haya accidentados. También es diferente en cada país el tema de la prescripción, ni hablar de medioambiente. ¿Puedo transferir -o no- el riesgo? ¿Quién me controla?
– ¿En qué año se fundó la Asociación y cuál es su origen?
– En 1986, aunque antes de la democracia ya se estaba trabajando en esto y existía algo que se llamaba el COPESEN, que era de empresas del Estado. A fines de 1985, un grupo de Gerentes de Riesgos y Seguros de grandes empresas se reunió en las oficinas del estudio de Ingeniería Leza Escriña para comenzar a concretar una idea que venía rondando desde hacía tiempo. Las primeras reuniones se desarrollaron allí donde se decidió crear una institución que pudiera llevar a cabo las ideas y objetivos que originalmente tenía ese primer grupo de amigos.
– ¿Cuál es su visión sobre el riesgo ambiental?
– Es un riesgo más sobre el cual hoy se amplió la oferta a través de la caución. En un trabajo realizado por la Unión Industrial, el Ministerio y la Superintendencia, se estima que para el año 2018 puede haber transferencia del riesgo, aunque hoy existen pólizas de transferencia del riesgo. En mi opinión, la caución no es un seguro porque es una garantía, una fianza o un aval bancario, por eso inicialmente no estaba dentro de la ley de seguros. La caución favorece al tomador en el sentido de que si en lugar de entregar una póliza de caución, entrego una garantía, ésta me va a jugar en mi giro comercial. En cambio, la caución no juega en mi giro comercial. El tema del costo es otro juego. La realidad es que el tema del costo en el seguro nunca se toma en cuenta porque ningún proyecto se va a dejar de hacer por el costo del seguro, así que es relativo. Si por ejemplo, estoy garantizando el cien por ciento con un contradocumento emitido fuera del país, ¿cuál sería el costo? Todo depende de qué solvencia tiene uno. Entonces, si bien la caución se maneja dentro del seguro, en realidad, no es un seguro porque no cumple con la estructura básica de éste. Es un tema de conveniencia nada más entre partes. Cuando uno lee el contrato, en su esencia no existe la figura del seguro porque no se puede medir en qué momento ni cómo va a ocurrir el siniestro, pague o no la póliza. Se trata de una discusión antigua, ya que está «la mitad de la biblioteca» que dice que sí es un seguro.
– ¿Cómo analiza la situación económica del país y cómo impacta en la administración de riesgos a más de un año del cambio de gobierno?
– Si estoy dentro de la industria, me interesa que haya consumo y para mí este último bajó. ¿Qué está haciendo Trump? Apunta a mayor producción interna y a aumentar el consumo, y se trata de Estados Unidos no de Venezuela. Hoy no veo aquí esta alternativa en el horizonte. Si usted me pregunta qué necesita la industria, la respuesta es «producir y vender». Si no hay compradores, no se produce y se resiente la actividad industrial. Si yo pudiera exportar aquello que produzco, no me importaría a quién se lo vendo, pero tampoco puedo exportar. Entonces, el tema fundamental es que el mercado de seguros vive de la actividad comercial e industrial. Si esto se cae, ¿qué sucede con las primas? También se caen. En las pólizas de incendio, hay menos stock de mercadería; en las de transporte hay menos transporte de mercaderías; en las de ART hay menos personal porque es despedido. Si uno está en una economía integrada, pretende que haya consumo. Todo lo que ataque al consumo va en contra del crecimiento de cualquier industria. Y esto se observa en los índices de ventas. Si caen las ventas, baja el consumo, por más que uno aumente los precios. Existen dos formas de medirlo: por precio o por unidad. Por ejemplo en automotores, cayeron la producción y la venta de autos; lo mismo sucede con electrodomésticos como heladeras, y de lo que sea. Y aunque ingresen productos importados, el mercado tampoco se recupera. Ahora, siempre digo que «mis 10 mil amigos» que consumen caviar, lo van a consumir siempre, incluso se pueden llegar a morir y van a ocupar ese lugar sus hijos; pero los millones de personas que consumen cualquier producto, si no tienen ingresos suficientes, no consumen. Todo siempre es temporal en Argentina, donde ‘temporal’ pueden ser diez años o dos días. Ahora, si este sistema no se rehabilita, vamos a tener que las aseguradoras van a vender menos seguros y esto va a afectar a la actividad, de la misma manera que el taxista va a realizar menos viajes o el kiosko va a vender menos productos. Si tengo una actividad en la que puedo exportar, mi producto es premium y lo puedo enviar a otro lugar, no me va a afectar, pero esta situación no es la de la gran mayoría. Por ejemplo, a los exportadores de soja los afecta más la situación del cambio climático que el tema del precio, donde pueden vender a un precio menor -que es de mercado y se fija en el exterior- pero si además tienen un problema de cambio climático, sin dudas van a producir y vender menos, pero el cambio climático es súbito, accidental e imprevisto. Ahora, las políticas económicas no son súbitas ni accidentales, y tampoco imprevistas, y además son graduales. Si soy administrador de riesgos lo que no puedo hacer es esquivar la realidad. Si la esquivo, entonces no hago administración de riesgos. En esta última, existe una regla de oro que es la siguiente: «cuando peor le va a tu negocio, mayor transferencia de riesgos tenes que hacer». Vale decir que, la transferencia del riesgo es inversamente proporcional a cómo está tu bolsillo. Si éste está flaco, hay que transferir más, porque si uno tiene una pérdida, seguramente ni crédito va a conseguir, pensando siempre en la continuidad de negocio. Por el contrario, si a uno le sobra el dinero puede, por ejemplo, aumentar los deducibles porque hasta ahí «se lo puede bancar». O por ejemplo, decide no asegurar las computadoras porque en el caso de que éstas se rompan o arruinen, no significan nada dentro de sus costos. Y esto no sólo aplica a las empresas sino a las personas. En este país no se comprende cómo una persona no tiene asegurado su departamento contra incendio, no digo contra robo, porque uno puede reponer los objetos o pertenencias robados, pero ¿cómo repone un departamento? Sería importante un seguro de incendio con actualización y en moneda extranjera. El seguro de vida tal vez tiene otro enfoque porque en los países altamente inflacionarios las pólizas de vida son complicadas, y más si es vida con ahorro.
Para un administrador de riesgos hay cuatro herramientas que no puede dejar de lado. Una es la hiperconvergencia, en la cual todo suma y sirve, hay que meter todo dentro de un chasis y tener la mayor información posible; la psicología cognitiva, que es la única forma de llegar a procesos científicamente razonables; el principio de Peter y/o de Dilbert, que es el de la incompetencia, y consiste en que cuando uno tiene un incompetente adelante, hay que sortearlo y buscar más arriba o hacia el costado, o tratar de esquivarlo; y el principio de Carlo Cipolla, conocido como «allegro ma non troppo», literalmente «alegre pero no demasiado», que es un principio de la Ópera que divide en cuadrantes con cuatro categorías donde la más importante es la de la estupidez. Según este principio, hay mucha gente que ocupa lugares y son estúpidos, es decir, son más que incompetentes, entonces van a producir un daño de tal magnitud, hacia él y hacia todos, que entonces en la administración de riesgos es fundamental identificarlos. Por supuesto hablamos de quienes toman decisiones, pero en una empresa, el cadete y el operario que recibe la mercadería también toman decisiones, es decir, no involucra sólo la gerencia o la estructura superior. El problema principal cuando uno razona Peter y Dilbert es que Dilbert es el que nombra Peter. Entonces, si uno por conveniencia nombra a un incompetente, uno también lo es. En conclusión, va a ser un año complejo para todos, para la administración de riesgos y para la industria financiera y de seguros. En caso de que las empresas sufran un acontecimiento súbito, accidental e imprevisto, nosotros tratamos de aportar que éstas recuperen lo que más puedan, para lo cual, lo importante en administración de riesgos es todo el desarrollo del eje de la ISO 31000, como es la identificación del riesgo, el mapeo (risk mapping), pérdida máxima probable, transferencia del riesgo y auditoría -no contable- donde los riesgos son dinámicos, entonces constantemente hay que estar viendo qué sucede. Todo esto corresponde a la primera etapa y sirve para transferir, pero lo más importante es la administración del siniestro, donde realmente se va a saber si uno tiene conocimiento sobre la administración del riesgo. En conclusión, la primera etapa corresponde a la administración y transferencia del riesgo en las mejores condiciones y en el costo más bajo como objetivos. Pero la prueba de fuego es la administración del siniestro. Si uno desconoce el proceso productivo así como todas las herramientas que mencioné anteriormente y es poco comunicativo, lo más probable es que el siniestro se cobre a un monto menor del que corresponde o no se cobre nada. Un administrador de riesgos participa de todo el proceso, trabaja a la par del liquidador y hasta puede nombrar a un liquidador de parte si no le convence el designado.